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Sueños IV


Bailaron prácticamente toda la noche juntos charlaron. El la acompaño a casa, no hubo beso de despedida, tan siquiera lo intento, un hasta mañana basto por esa noche. Siete días, o mejor dicho, siete noches siguieron a esta. Algo se había iniciado.

Pronto el, estableció su domicilio en el pueblo. Había suficiente trabajo. Suficientes amigos. Tras sacarse el permiso para poder conducir camiones, comenzó a trabajar para una de las mas importantes empresas de transportes de por entonces.

Un día, ella recibió una carta de el, acompañada de una rosa negra:

Si quieres que te quiera yo, te quiero
Si quieres que te bese yo, te beso
Si quieres que me muera, por ti muero.

Fue su declaración de amor.


Porque extraña razón, cuando te enamoras de una persona, parece que solo te gusta a ti, pensaba ella al ver el rechazo que la presencia de el producía en su familia. Pero eso daba igual, trabajador, honrado, y la quería, no necesitaba mas.

Así se sucedieron los días, las semanas, los meses, hasta que por fin un día, en plena reunión familiar, el lo dijo:

Quiero casarme con su hija….

Aquellas palabras sonaron como cruel sentencia para sus padres. Estaba allí, invitado por ellos, y quería llevarse a su niña. El silencio se apoderó de la estancia durante unos largos segundos. Las miradas de ella y de su padre se cruzaron un instante, parecieron minutos. Ella, incluso, quiso entrever en los marrones ojos de su padre un brillo previo a una lágrima, lagrima que nunca calló. Secamente su padre espeto:

¿Y como piensas mantenerla? ¿De que pensáis vivir? ¿Dónde pensáis vivir?-Dijo con toda la fuerza que en ese momento le permitía su corazón.

Mire padre…

¡No me llames padre!-le corto el rápidamente- ¡yo no soy tu padre!

Disculpe, mire, yo he encontrado un buen trabajo de camionero, en una buena empresa, y ella va a empezar a trabajar en el hostal de la carretera, no creo que tengamos problemas. Respecto de la casa, hay una en la calle Mayor que esta en venta, la casa de…

Se que casa es-volvió a interrumpirle- se que casa es –dijo esta vez con un tono mucho mas calmado-.

En ese momento dando un par de pasos hacia el, le susurro al oído:

Te llevas a mi princesa, espero que la trates como a una Reina.

2 comentarios:

Acabo de ver un comentario que me dejaste el 14 de Febreroooooo!! Jajaja fíjate cuánto hacía que ni pasaba por aquí...

Por cierto, muy bonitos tus "sueños"...

12 de mayo de 2008, 16:19  

Muy guapo. Tienes un premio . Pasate cuando puedas

20 de mayo de 2008, 6:07  

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